La temperatura promedio fue de 41.9 grados centígrados en lo que va del verano, para una población acostumbrada al calor esto se torno difícil de sobrellevar. las condiciones climáticas no son alentadoras, se espera en las próximas semanas que las condiciones no varíen demasiado. Las ráfagas de hasta 96 kilómetros por hora han sido el combustible fatal para el fuego. Esto permitió la semana pasada que las llamas se expandieran rápidamente.

 Australia atraviesa, la temporada más seca de los últimos 120 años. New South Wales y Queensland son los estados más golpeados por el fenómeno. Las lluvias fueron muy pocas desde principio de 2017 y su vegetación está casi muerta desde entonces. Incluso, la sequía ha afectado a las áreas agrícolas más productivas del país.

En esta época del año los incendios forestales suelen ser frecuentes, la experiencia actual es algo inusual y comenzaron demasiado temprano. Hacia septiembre ya se preveía que serían devastadores, aunque no parecían proyectar la magnitud que tomo. Las llamas han emergido en todo el país en los últimos meses, afectando principalmente a cuatro de los seis estados. La costa este ha sido la más afectada.

A principios de noviembre, 1.500 bomberos luchaban contra 70 incendios en New South Wales, el estado del sudeste que incluye Sydney. Lo que se aproximaba estaba más claro. El 11 de aquel noviembre, ese estado emitió una calificación de peligro de incendio “catastrófico” por primera vez en la década desde que el sistema de advertencia actual ha estado en funcionamiento.

Desde septiembre se han quemado más de 6 millones de hectáreas,lo que equivale al doble del tamaño de Bélgica. En comparación, casi 2,5 millones de hectáreas se convirtieron en humo en agosto en el  Amazonas. Los incendios de 2018 en California destruyeron casi 800.000 hectáreas durante una de las peores temporadas de incendios forestales en este estado estadounidense.

El número de animales muertos ascendería a 500 millones, solo en el estado de New South Wales, según un estudio de la Universidad de Sidney. Una evaluación que podría ser “considerablemente más alta”, según los especialistas. Los KOALAS son los más afectados y corren riesgo de extinción.

Hay cálculos de unos 8.000 koalas que han muerto por los incendios en el norte de Nueva Gales del Sur y cerca de 30% del hábitats en el norte del estado ha resultado afectado.

Expertos explican que muchos de los animales que han sobrevivido los incendios podrían morir posteriormente debido a la falta de alimento y refugio que resultan de la pérdida de sus hábitats.

Hasta ahora se calcula que los incendios han destruido 5,8 millones de hectáreas de bosques australianos, conocidos por su singular flora y fauna.

Algunos ecologistas aseguran que estos meses de incendios intensos y sin precedentes  llevarán a varias especies a la extinción.