La Unión Europea ha sido durante su creación en 1993, el ejemplo de integración regional más ambicioso. Dichos procesos de integración están diseñados para brindar el contexto adecuado para que los estados  soberanos combinen voluntariamente sus recursos y esfuerzos, creando objetivos e intereses comunes. Sin embargo, no siempre los objetivos se convierten en logros y mucho menos dentro de una comunidad con tamaña arquitectura institucional en donde se juegan los intereses políticos y (sobre todo) económicos de cada uno de los 27 países que la conforman.

La Pandemia se extiende, la Unión se contrae.

Las divisiones y disputas políticas dentro del club europeo no son noticias frescas; sin embargo, por estas fechas se maximizan y alcanzan altos grados de tensión que afectan directamente a los países con menor capacidad de gestionar una crisis como la del Coronavirus. Es el caso de España e Italia que se han venido preguntando ¿Cuál es la verdadera esencia de la UE, cuando la Comisión Europea se ha limitado a dejar que sus estados miembros actúen como consideren conveniente? Es verdad que siempre ha sido compleja la estructura política de la Unión, pero en tiempos de crisis, se ven los fantasmas del 2008 en donde se despedazó el sistema financiero de países como Portugal, Grecia, Italia e Irlanda tras la caída de la zona Euro y la Gran Recesión.
En la actualidad, la solidaridad económica llega tarde ya que cada Estado estuvo utilizando sus propios recursos (hasta el miércoles pasado) para hacerle frente a la pandemia que ya ha matado a más de 100 mil personas. Tal como pasó en el 2008-2009, se espera una gran recesión en la Zona Euro, afectando nuevamente a países como España, Italia y a aquellos que tienen poco margen por la deuda pública como Grecia. Según uno de los grupos de banca e inversiones más grande del mundo, Goldman Sachs, España pasaría de un crecimiento del 1,8% a una caída del -1,3%. Por otra parte, la jefa del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva sentenció: que; "tendrá las peores consecuencias económicas desde la Gran Depresión de 1929".

La ayuda llega a presión
El paquete de medio Billón de Euros que destrabaron los titulares de finanzas de la UE el pasado
jueves, se dividirá en partes, pero todas orientadas a combatir la pandemia. Italia y España
lograron luego de presionar en el parlamento, que el acceso a este dinero no esté condicionado
por programas de"ajustes y/o reformas" tal como pedían los países dominantes como Alemania
y Países Bajos".

El bienestar de la ciudadanía recae en sus representantes, la UE es un organismo supranacional
que gobierna de alguna manera a 27 países de Europa. Es esta reacción tardía el ejemplo más
claro del funcionamiento de la Unión ante escenarios que requieren acciones cada vez más
dinámicas y eficientes. Coordinadas y desburocratizadas.

Brexit: El fuego amigo se apaga

El Reino Unido ha sido históricamente el "miembro incómodo" dentro de la UE. Su estructura
política, territorial y el euroescepticismo de su pueblo nunca se han fiado de las aspiraciones
supranacionales del organismo. Ha elegido no participar de acuerdos fundacionales de la
estructura política migratoria como el Acuerdo de Schengen (Nombre de una diminuta ciudad de
Luxemburgo) para suprimir los controles fronterizos como tampoco en 1988 a la Unión Económica
y Monetaria (UEM), por la que la mayoría del bloque adoptó el euro como moneda. Su moneda,
sigue siendo la Libra Esterlina.
Los británicos mantuvieron a lo largo de la historia cierto recelo ante la UE. Para la Primera
Ministra Margaret Thatcher su soberanía estaba en juego: no querían ser gobernados por Europa;
a raíz de esto se sabe que nunca creyeron en una integración plena. Held y McGrew sugieren
junto con Rosenau: “Dada la ausencia de un gobierno mundial, el concepto de gobernación global
proporciona un lenguaje para describir el nexo de los sistemas que hacen las normas, coordinan las
políticas y resuelven los problemas, los cuales trascienden los estados y las sociedades (Rosenau,
2000 a, 2000b.) *
El problema migratorio fue el detonante de un final anunciado. Según una investigación realizada
por la Unidad de Investigación de Migración del profesor John Salt, de la University College de
Londres, 129.000 migrantes del llamado grupo EU8 -que incluye a Polonia, Hungría, República
Checa, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia y Eslovenia- ingresaron a territorio británico entre
2004 y 2005. Esto terminó de exacerbar el sentido de pertenencia en el reino y generó el rechazo
necesario para que el partido Conservador de David Cameron gane las elecciones y convoque a un
referéndum. El resto es historia, desde el 31 de enero Gran Bretaña no forma parte de la Unión
Europea, aunque el período de transición y renegociación de acuerdos seguirá hasta fines de este año.

Consecuencias y cierto aire de desamparo

Esto sin dudas dejará secuelas políticas y económicas que comenzarán a apreciarse durante los
próximos años para Gran Bretaña que, dicho sea de paso, ha adoptado medidas de muy bajo
control sanitario en relación al COVID-19, afectando directamente a aquellas 17 millones de
personas que dieron su visto bueno para lograr el 50,1 % necesario para el Brexit; entre los
cuales se encuentran simpatizantes del UKIP (Partido de la Independencia del Reino unido),
votantes conservadores de edad avanzada y nostalgia por tiempos pasados y votantes laboristas
de ingresos bajos. Para agregar un dato de color, fueron las acciones blandas que adoptó Primer
Ministro Boris Johnson las que paradójicamente lo llevaron a él mismo a contraer el virus

EE.UU. y China pican en punta

A medida que se desarrolla la tecnología y acerca a las poblaciones de todas partes del mundo
(desde un brote de gripe en una remota ciudad de Asia hasta la inestabilidad política de un país
recientemente independizado tiene repercusiones en las aglomeraciones urbanas más grandes del
mundo) se presta mayor atención al modo en que estas sociedades interconectadas pueden ser
gobernadas.
La UE se sabe bien para el comercio y mal para la solidaridad, que es la base de una verdadera
integración. Esto puede agudizarse cuando realmente sienta que está perdiendo la carrera por el
liderazgo tecnológico en un mundo cada vez más digital.